Sentía una sensación que no le gustaba nada. ¿Quizás era lo
que los humanos llamaban miedo? No lo sabía a ciencia cierta, pues hacía muchos
siglos que él dejó de ser humano para pasar a un nivel superior: el de un
astartes.
Zyndor se encontraba en la sala contigua a la sala de
teleportación de la Purga de almas
caminando apresuradamente mientras daba vueltas alrededor de cinco de los
miembros de sus elegidos para formar parte de su escuadrón de corruptores, a la
espera de que su señor le diese la orden de teletransporte a la nave Eldar. Sus
pasos sonaban pesados por su armadura de exterminador sobre el frio metal del
que estaba compuesto el suelo. De vez en
cuando había una sacudida debido a la batalla, pero parecía que Nueker se las
estaba apañando bastante bien como para mantenerlos con vida.
La sala estaba pobremente iluminada con unos globos de luz
de un color verde enfermizo que constantemente parpadeaban debido a que parte
de la energía había sido redirigida a los escudos, provocando unas sombras parpadeantes que acentuaban
los rasgos del casco con tres retorcidos cuernos de Zyndor que antaño fueron
huesos de marines leales al emperador. Tras el casco, el hechicero fruncía el
ceño y una perla de sudor le bajaba por su destrozada mejilla. Realmente no le
gustaba nada esta sensación.
- Quizás no debí ocultar la última visión que tuve. Él sospecha de mí, lo se. – Se dijo Zyndor a si mismo preocupado.
Él había visto que una nave Eldar iba a interceptarlos en su
ruta como también había visto que era una psíquico xenos la que estaba guiando
dicho asalto a la nave de los Guerreros de Hierro, pero ocultó esa visión a su
señor a sabiendas de cómo él iba actuar, deseoso como estaba de estrenar su
nuevo cuerpo metálico. Del mismo modo, había inducido psíquicamente a Nueker a
tomar la decisión de que un asalto directo a la nave xenos era bastante
plausible.
No importaba como, pero quería que Orgarth no estuviese vivo
para cuando llegasen a su destino. Por esa razón en los últimos preparativos
del cuerpo de su señor, entre sus funciones de bendecimiento del sarcófago del
dreadnought, Zyndor había incluído una versión modificada y letal del virus
empleado en los exterminatus, programada para hacer efecto cuando el cuerpo metálico
de su señor estuviese bastante debilitado y que daría como resultado la muerte
asegurada de Orgarth.
Aún y así, en un rincón de su retorcida mente había una
chispa de duda que cada vez brillaba más. ¿Podría ser que pese a todo Orgarth
sobreviviese al asalto directo a una nave Eldar? Era una posibilidad, sin duda,
pero era tan remota que dudaba de que así fuera.
Había estado trabajando por años para convertirse en el líder
de esa partida de guerra y justo cuando pensaba que sus esfuerzos eran
recompensados cuando su señor fue herido de muerte en Tokar III, los dioses
oscuros en su muchas veces extraña manera de actuar, devolvieron a Orgarth al
mundo de los vivos. A veces parecía como si los dioses se estuviesen burlando
de él y divirtiéndose a su costa.
Su línea de pensamiento fue interrumpida cuando la voz de
Nueker salió por un altavoz que había en la sala.
- Lord Zyndor, lord Orgarth ha dado la orden de que se teletransporte inmediatamente en sus proximidades. Debido a la naturaleza xenos de la nave, no le puedo asegurar una fiabilidad del 100% del sistema de teletransporte. Estamos calculando los vectores de teletransporte. Por favor, entre en la sala y pongase en posición usted y su escuadra.
Zyndor estaba perplejo. ¿Cómo que iba a ser teletransportado
sin una fiabilidad del 100%? ¿Pretendía Nueker que fuese teletransportado en
mitad de una placa de blindaje o en el interior del motor de la nave xenos?
¿Era todo un plan de Orgarth que quería eliminarlo rápidamente al descubrir su
traición? La cabeza de Zyndor daba muchas vueltas hasta que la voz de Nueker
sonó nuevamente por el altavoz.
- Lord Zyndor, dese prisa, lord Orgarth reclama su asistencia. Hemos recalibrado los vectores de teletransporte gracias a un agujero en los escudos energéticos de la nave enemiga y la fiabilidad ha augmentado hasta un 99,97%. Dese prisa por favor. Teletransporte en 1 minuto.
El torbellino de ideas que había en la mente de Zyndor paró
al ver que quizás estaba pensando demasiado y que seguramente Orgarth no era lo
suficientemente inteligente como para darse cuenta de que Zyndor quería hacerse
con el poder. Relajó su mente y los músculos e indicó mentalmente a los
corruptores que lo siguiesen. No iba a liberar su furia hasta que no estuviesen
dentro de la nave enemiga Eldar. Se colocaron todos sobre los diagramas del
suelo y Zyndor empezó a entonar un cántico que ayudaría a que su escuadrón no
fuese vaporizado durante el teletransporte al no portar ellos una armadura
preparada para tales menesteres como lo estaba la suya.
El aire se empezó a llenar de estática y ozono a medida que
la nave dirigía energía para realizar el teletransporte hasta que una explosión
visual y sonora apareció.
Lo último que hizo Zyndor antes de perder el mundo de vista
fue acabar su encantamiento de protección mientras agarraba con ambas manos
fuertemente su bastón chisporroteante de energía.
intersant,seguire mirant impacient per veure com continua,pero no m agradaria estar el la pell del zyndor pel que pugui pasar xd
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