martes, 17 de octubre de 2023

Transfondo de mi partida de guerra de Gurreros de hierro (Actualizable)

 

Los elegidos de Orgarth


La partida de guerra de los Elegidos de Orgarth sigue en activo en el M42 tras los eventos de la Cicatrix Maledictum.

 

Durante el M41 y tras los eventos de Tokar III, el que antaño era el herrero de guerra de la partida de guerra, Orgarth el forjamuros, fue puesto en en el interior de un hellbrute una vez los restos de su partida de guerra volvieron al Ojo del terror, al planeta de hierro conocido como Medrengard. Sin embargo esto no hizo perder la cordura de Orgarth como suele suceder, al contario, este evento contra los tyranidos despertó cierto potencial psíquico latente que tenía el marine espacial, quizás por obra de los dioses del caos, lo cual hizo que tras más de 200 años volviese no sólo a recuperar los números que tenía previamente a dicha campaña si no que su número fuese incluso superior.

 

Durante este tiempo, su partida de guerra incorporó otras de menor tamaño tras arduas luchas entre trincheras en Medrengard, absorbiendo sus miembros e incorporándolos a sus filas. Esto hizo que la partida de guerra se nutriese de varios tipos de guerreros e incluso algunos que veneraban a alguna deidad concreta del panteón del caos.

 

Una vez se vio preparado y tras escuchar la guía de varias entidades demoniacas mediante su pequeña cábala de hechiceros bajo su mando, Orgarth lanzó un ataque contra el mundo imperial de Voldrianus, el cual el Mechanicum custodiaba y estudiaba varios artefactos de la era oscura de la tecnología, entre ellos el “Daemonum murus ruptor”, un poderoso gran cañón que podía ir montado en un chasis de Land rider que cruzaba tecnología láser con energía disforme. Al finalizar la campaña, Orgarth había obtenido varios millones de almas que ofreció a los dioses del caos así como esta arma, la cual al final usó de catalizador para ascender a la demonicidad y convertirse en un poderoso príncipe demonio del caos absoluto, pues él nunca veneró en demasía a ningún dios y menos a alguno en concreto, formando para siempre el chasis del hellbute en el que estaba recluido como parte de su nuevo ser.

 

Tras la ascensión, dejo la partida de guerra a su segundo al mando “Damerox del hierro eterno” y se adentró en la disformidad, donde tras participar en muchas guerras de los dioses en la disformidad y muchos pactos, forjaría una alianza con otros 4 príncipes demonio, cada uno de una deidad distinta, manifestándose de vez en cuando en el mundo material para aconsejar a su protegido y usar el poder de la pentarca que ha logrado unir, aunque algunos dicen que lo usa para sus propios fines o los de los dioses:

 

-          Na’gbul “El que guarda la furia”: Este príncipe demonio de Khorne formó parte de una compañía en el M37 de antiguos hijos de Sanguinius pero cuando quedaron él y sus hombres abandonados a su suerte y dándolos por muertos durante una invasión orka, en su desesperación escuchó la voz de Khorne y le pidió la fuerza suficiente para sobrevivir a cambio de ofrecerle los cráneos de sus enemigos. Tras ello y durante 700 años ofreciendo montañas de cráneos a su nuevo señor, alcanzó la demonicidad en el planeta de Jynther II, un antaño mundo imperial fuertemente defendido en el Ultima segmentum, el cual todos sus habitantes fueron decapitados y sus cráneos entregados en una enorme pila montañosa.

-          Kundral “El persiguedestinos”: Este príncipe demonio de Tzentch fue uno de los primeros psíquicos que tuvo la IV legión y siempre tuvo el don de la visión de los posibles futuros, provocando cierta paranoia en él muy por encima de la propia de los Guerreros de hierro. Tras los eventos de la herejía logró tener su propia partida de guerra con la cual fustigaba cada cierto tiempo el espacio imperial, en especial los mundos protegidos por los Puños imperiales o sus capítulos sucesores, logrando cada vez más poder cada vez que entregaba las almas de los hijos de Dorn, logrando la ascensión cuando purgó el mundo natal de los “Veneradores del muro”, uno de los capítulos sucesores de dicho primarca.

-          U’nin “El siembrapestes”: Este príncipe demonio de Nurgle lidera una de las muchas partidas de guerra de los hijos de Perturabo. Originario de Olympia, durante la gran cruzada fue uno de los miembros de la escuadra de mando de la 15ª compañía  y luchó en nombre del Emperador y su primarca hasta que Perturabo se volvió al caos, momento en el cual también se convirtió. Junto con otros, participó en la matanza de Istvaan V y tras la derrota de Horus, huyó al ojo del terror donde ganó poder entre las filas del dios de la plaga mediante la infestación de varios mundos imperiales hasta que alcanzó la demonicidad en el propio planeta de plaga, en reconocimiento en su entrega y servicio.

-          Uzgail “El eterno segador” (AKA Niggamaul): Este príncipe demonio de Slaanesh era el antiguo señor del capítulo de “Los halcones eternos”, un capítulo situado en el mundo de Tharyl en las Estrellas Halo, el cual luchaba constantemente contra piratas eldar oscuro. Tras ser capturado por estos en una de sus incursiones y torturado por estos, durante su cautiverio estuvo escuchando las promesas de Slaanesh sobre su liberación y la de sus hombres si ofrecía las almas de sus captores a él, algo que hizo con sumo gusto una vez el dios le concedió el don de transformar el dolor que sufría su cuerpo en un enorme placer y fuerza. Tras este evento, un corrupto Uzgail logró volver al espacio imperial y recuperó su posición en el capítulo, donde poco a poco empezó a corromperlo hasta que al cabo de unos cientos de años, todo el capítulo actuaba como los propios piratas eldar oscuros y sacrificaban a la población imperial para su deleite personal. Cuando todo el subsector cayó presa de estos marines, Uzgail logró ascender a la demonicidad de su patrón, convirtiéndose en uno de sus más fieles sirvientes mortales.

 

Damerox durante este tiempo tuvo que lidiar con los distintos subgrupos que han estado floreciendo dentro de la propia partida de guerra, donde cada dios del panteón ha estado beneficiado a un teniente en concreto, haciendo que haya muchas luchas internas por el poder y por hacer que la propia partida de guerra sirva a un dios. Pese a esto, Damerox no ha ejecutado a ninguno todavía dada su eficiencia en el campo de batalla pese a las muchas disputas internas por hacer que la partida de guerra fuera decantándote por uno de los dioses del caos.

 

Hay varios subfacciones dentro de la propia partida de guerra, cada una especializada en un estilo de combate único y algunas de ellas adoran a alguna deidad en concreto del panteón del caos:

 

-          “Los siervos del mecanismo infinito”: Liderados por el herrero disforme Vogdik, el cual lidera un pequeño culto a Vashtor y participa en la creación de ingenios demoniacos y arraasadores junto con la “Cábala de los ojos del destino”, el grupo de psíquicos de la partida de guerra, así como en el mantenimiento del equipo y los vehículos junto con su segundo al mando y también herrero disforme Zennas. Salvo su leve devoción a Vashtor, tienen fuertes lazos con el Mechanicum obscurum así como de varias casas de cabaleros renegados e incluso la Legio Stilla y son disciplinados y obsesionados en reparar y mejorar el equipo de la partida de guerra, por lo que son vistos con buenos ojos por Damerox, considerándolos de sus aliados más útiles.

-          “La cábala de los ojos del destino”: Formado por el gran hechicero del caos Ninzos “El visionario” junto con otros 3 hechiceros, así como un nutrido grupo de poseídos creados por ellos, hacen los papeles de navegantes, parte de la creación de ingenios demoniacos así como de otras posesiones de demonios y carne como los arrasadores, ven en príncipe demonio Kundral y su maestro Tzentch como aquellos a los que la partida de guerra debería seguir y servir, para el total desdén de Damerox que no los ha eliminado todavía de su camino pues sus adivinaciones y escuchas de las palabras de muchas entidades demoniacas han guiado muy lejos tanto al anterior líder Orgarth, tras la muerte de Zyndor en Haldris Primus en el M.41.998, como a él.

-          “Los enterradores de cráneos”: Liderados por el campeón Izhol “El vigilante de craneos” y varios seguidores de Khorne, entre ellos los mejores combatientes de la partida de guerra e incluso miembros de la guardia elegida de Damerox. Su principal papel es el de romper las líneas enemigas en sangrientos asaltos tras los bombardeos de artillería para dejar paso al resto de la partida de guerra. Considera que aquellos que sirven a Khorne son los que han demostrado ser más fuertes y útiles a los planes de Damerox, pero considera que este no es un digno sucesor de Orgarth, por lo que está intentando poco a poco lograr más poder e influencia en la partida de guerra para que esta acabe sirviendo a Khorne.

-          “Los degustadores de placeres”: Liderados por el campeón O’mond “el buscador del vacío” y unos pocos marines del caos que no son precisamente bien vistos por el resto de la partida de guerra. Se dedican principalmente a buscar nuevas formas de placeres e incluso a la alquimia caótica, pero sobre todo destacan como infiltradores en las líneas enemigas para la recolección de información, aunque en alguna ocasión han sido detectados al deleitarse con el insuflar dolor y muerte en ellas.  Pese a ello, tanto Orgarth como Damerox los consideran bastante útiles, aunque saben que realizan extraños y horribles rituales a Slaanesh con aquellos que son capturados por ellos con vida, actos que incluso horrorizan al resto de guerreros de hierro de la partida de guerra. Tras conocer que Orgarth ahora formó una pentarca con otros príncipes demonio, entre ellos Uzgail, no pueden parar de pensar en las nuevas formas de disfrutar nuevos placeres que este les enseñará a ellos.

-          “Los que atraen la herrumbre”: Liderados por el campeón Uzrok, son los especialistas en abordajes espaciales de la partida de guerra. Fieles servidores de Nurgle, tienen ciertas desavenencias con “Los siervos del mecanismo infinito” pues su mera presencia oxida y corrompe el equipo y los vehículos de la partida de guerra, salvo los ingenios demoniacos y los arrasadores que parece que pueden aguantar su presencia sin inmutarse, lo cual los obliga a trabajar más de lo habitual en su ya de por sí ocupadas agendas. Llevan al extremo el credo de los Guerreros de hierro y pese a sus hinchados y purulentos cuerpos, creen que son el propio acero forjado de Perturabo gracias a sus bendiciones por lo que ven con muy buenos ojos que Orgarth se haya aliado con U’nin para que poco el regalo del abuelo Nurgle llegue a toda la partida de guerra.

 

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