viernes, 15 de febrero de 2013

Historia de Orgarth: Capítulo 8






Orgarth iba avanzando por un amplio pasillo ascendente mientras Pralux intentaba seguir el paso de su señor, cuando el escáner del sarcófago en donde estaba enclaustrado  detectó una puerta sellada al fondo. Hasta ahora, el escáner incorporado en el dreadnought había detectado con más o menos precisión todas las formas de vida, dentro de un radio bastante amplio, que había en la nave Eldar. Incluso pequeños insectos parecidos a arañas que correteaban por las paredes de hueso que formaba la nave. Pero por alguna extraña razón, sus sensores no veían más allá de esa puerta.

Decidió ser cauto y aminoró la marcha hasta detenerse. Pralux llegó  al cabo de pocos segundos y se situó a la espalda de su señor con una rodilla hincada en el suelo y apuntando al pasillo por el que habían venido buscando cualquier movimiento que delatase un enemigo escondido.

Analizando el recorrido hecho hasta ahora y viendo la imposibilidad de poder escanear esta sala, al contrario que las anteriormente vistas, Orgarth calculó que lo que había detrás de esa puerta debía de ser el puente de mando de la nave xenos o por lo menos alguna sala equivalente en importancia. Prefirió no tentar a la suerte pues se imaginó que habría un fuerte comité de bienvenida esperándole y no pensaba entrar ahí sólo con el apoyo de un único guerrero de hierro algo herido. Abrió el canal de comunicación con La Purga de Almas:

-           - Nueker, ¿me recibes? ¿Cual es la situación?

Sólo el sonido de la estática estuvo  respondiendo a Orgarth hasta que al cabo de unos segundos Nueker contesto con su mecánica voz sin emociones:

-          - ¿Lord Orgarth? Estamos recibiendo un duro castigo por parte de la nave xenos y no creo que la nuestra aguante más de veinte minutos de combate, si mis cálculos no me fallan.

Esas eran muy malas noticias. Está claro que debería darse prisa si quería seguir conservando La Purga de Almas, así que no le quedó otro remedio que llamar a Zyndor para solicitar su apoyo, mal que le pesara confiar en él en estos mismos momentos.

-         - De acuerdo. Ordena a Zyndor para que teletransporte a mi posición de inmediato mientras yo activo la baliza.

-          - Como ordene my señor.

Orgarth cerró la comunicación e inmediatamente abrió el canal a nivel de escuadra para dar una sola orden:

-          - A todos los guerreros de hierro que estén vivos y al alcance de la comunicación, voy a activar la baliza de inmediato. Intentad llegar por todos los medios posibles a mi posición los más rápidamente posible. En cinco minutos empezaré el asalto al puente de mando enemigo y todo refuerzo será necesario. Corto y cierro.

Cerró la comunicación y activó la baliza que había en el interior del sarcófago con un sólo pensamiento.
En cuanto la baliza fue activada, del fondo del pasillo por el que habían venido una escuadra enemiga de tropas embutidas en unos trajes de color oscuro corrían lo más rápidamente posible hasta que vieron al enorme dreadnought y a un soldado enemigo en posición de disparo junto a la puerta cerrada. Al unísono frenaron todos y se pusieron en posición de disparo también, excepto uno de los guerreros que se puso en frente de los controles de una plataforma gravítica sobre la que había montada una arma pesada.

Los sensores del sarcófago avisaron a Orgarth de inmediato pero no hubo el más mínimo movimiento por parte del dreadnought para hacer frente a esta nueva amenaza. Pralux, sin decir ni una palabra, apuntó cuidadosamente con su bolter y disparó una ráfaga a los nuevos objetivos que había avistado.

Aunque uno de los disparos de Pralux impactó en la plataforma gravitatoria sin causar daño alguno a su artillero, algo inesperado pasó. Cuando los guerreros eldar prepararon sus armas para contestar a los disparos del guerrero de hierro, empezaron a caer al suelo con sus cuerpos reventados por agujeros del tamaño de un puño y su número empezó a bajar drásticamente. Uno de los eldar, avisó a la escuadra que había una amenaza tras ellos pero p ara cuando quisieron dar media vuelta y enfrentarse a quienes tenían a la espalda, todos los guerreros estuvieron en el suelo muertos e incluso la plataforma gravitatoria quedó destrozada por una lluvia de disparos. 

Pralux no dejó de apuntar en ningún momento, pero Orgarth empezó a darse la vuelta para recibir a la escuadra que había llegado.

-          - Informe. – ordenó Orgarth por la caja de voz.

Una escuadra de diez guerreros de hierro armados con varias armas pesadas se acercó caminando hasta Pralux y Orgarth. Uno de los miembros de la escuadra que sujetaba un bolter con dos brazos biónicos inclinó su cabeza a modo de saludo y mientras él y el resto de marines del caos tomaban posiciones cerca de su señor, contestó: 

-          - Escuadra número 7 a sus órdenes, lord Orgarth. Sentimos el retraso pero había mucha basura xenos en el camino.

-         - No quiero excusas. – dijo Orgarth sin un atisbo de paciencia. – ¿Sabéis algo del resto de escuadras?

-          - No mi señor, pero hemos visto varios cadáveres de nuestros hermanos durante todo el trayecto hasta aquí. Recibimos alguna que otra comunicación del resto de escuadras pero parece que algo afecta a la señal emitida por nuestras servoarmaduras. Sólo la señal que usted emite es lo suficientemente fuerte para que sea entendida con claridad.

No eran muchos pero menos era nada, pensó Orgarth sin satisfacción alguna. El asalto estaba perdiendo fuerza y sabía que no podía esperar mucho tiempo más si no quería perder La Purga de Almas, así que puso enfrente de la puerta sellada y ordenó: 

-          - No podemos esperar a que más hermanos o enemigos vengan a esta posición. En cuando la puerta caiga, cubridme con vuestros disparos. Preparados todos.

El dreadnought giró su torso 360º y de un enorme golpe con su brazo derribó la puerta.

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