Fue una partida de lo más entretenida y la verdad es que nos hechamos unas buenas risas en ella. Procedo a escribir el informe de la escaramuza (porque no llegó ni a batalla eso).
No sabía a ciencia cierta porqué fue alli, solo supo que los Dioses del Caos le habian dicho en un sueño, que fuera a Tokar III, un mundo no excesivamente desarrollado con una ciudad colmena en su ecuador. Y así lo hizo.
Después de de varias horas de escaneo de la superfície del planeta, se encontró una meseta en la zona septemtrional del planeta, que podría servir muy bien al ejército del Herrero de guerra Orgarth, de los Guerreros de Hierro. Por desgracia no eran los únicos interesados en el planeta.
Durante el escaneo de éste, se detectó una parte de una flota tiránida que también estaba interesada en dicho planeta, así que Orgarth organizó una pequeña escaramuza a la meseta, para que fuese asegurada y limpiada de escoria xenos y pudiese empezar la conquista del planeta. Y por eso mandó a 6 de sus mejores exterminadores para dicha misión. Quería asegurarse de que el primer paso en la campaña, fuese sobre lo más seguro posible.
Los exterminadores se teletransportaron separadamente en la zona. Divisaron una fuerza de combate enemiga que no se sabe muy bien como, habian detectado su presencia.
Y esto fue lo que vieron. Una horda de gantes y hormagantes dirigidas por un pérfido zoántropo tiránido que controlaba la horda como si fuese un titiritero. Aunque no es costumbre entre los Guerreros de Hierro, los exterminadores elevaron una plegaria en silencio a los dioses del caos para que les ayudaran en ésta batalla.
Por desgracia, los dioses del caos hicieron oídos sordos, pues tras posicionarse, los exterminadores abrieron fuego contra la horda tiránida, liquidando solamente 2 hormagantes.
En ese momento la horda tiranida como si una mano invisible hubiese activado un interruptor, se lanzó como posesa a por los exterminadores. Estos maldiciendose a si mismos por haber confiado más en los dioses que en su equipo, se prepararon para aguantar la embestida. Desgraciadamente, el zoántropo se cargó de energía psíquica, y lanzo un rayo púrpura que vaporizó a uno de los exterminadores.
Varios de los hormagantes se lanzaron directamente a por los exterminadores, pero no todos. Como si el zoántropo sólo estuviese testeando a sus rivales.
Pero pronto los exterminadores le mostraron a la abominación xenos, que con ellos no se puede ir a "tientos", y despacharon rápidamente a varios de los hormagantes con sus armas de energía. El zoántropo cargó nuevamente energía y lanzó otra vez un rayo púrpura que vaporizó a otro de los exterminadores.
Los exterminadores aprovecharon la ocasión y después ell pequeño respiro para ir mermando concienzudamente a los hormagantes. Ya fuese mediante el fuego de los bolters como con sus armas de energía, demostrando que aunque eran pocos, eran muy superiores a los xenos.
O eso pensaban, hasta que un nuevamente, un rayo púrpura lanzado por el zoántropo vaporizó a otro de los exterminadores y una nueva oleada de hormagantes y termagantes disparaban y corrian como posesos para luego tirarse encima de estos. Incluso con la mejor armadura que se conoce, el zoántropo había eliminado facilmente a otro de los seguidores de Orgarth.
Pero sin mostrar un ápice de compasión por su compañero, los exterminadores una vez más aguantaron la embestida tiránida, eliminando a varios de ellos. Desgraciadamente, otro exterminador cayo cuando un par de gantes y otro par de hormagantes, lo eliminaron sin poder hacer nada, debido a la lentitud del puño de combate con la que iba equipada su armadura.
Reducidos a la mitad de la escuadra, los exterminadores sólo vieron una opción: tenían que encontrar una via para poder eliminar al maldito zoántropo, así que dispuesto a abrir una, uno de los exterminadores cargó directamente a las filas de los gantes que protegian al zoántropo.
Más gantes rodearon a otro de los exterminadores.
Pese a su empuje, el exterminador no pudo evitar ser rodeado por más tiránidos. El zoántropo, habilmente, habia ordenado a los últimos gantes que quedaban vivos que se trabasen con los exterminadores. Y no contento con eso, lanzó otro rayo de energía psíquica púrpura a otro de los exterminadores, que como al primero, vaporizó fácilmente.
Al fín, uno de los exterminadores pudo librarse del último gante y entonces dirigió su maza de energía al zoántropo. Éste, viendo la que se le avecinaba, ordenó a 2 de los gantes, que le hicieran de pantalla para evitar ser asaltado. Pero el exterminador pudo esquivarlos fácilmente y cargar al zoántropo.
Después de un intercambio de golpes, el exterminador logró herir al zoántropo, pese a su escudo psíquico. Los últimos gantes vivos intentarian por todos los medios evitar la muerte de quien les controlaba sus mentes.
Pero por desgracia, los exterminadores cayeron al final frente una oleada de dientes y espinas de hueso. El último exterminador aguantó todo lo que pudo, pero los gantes que habian acabado con su compañero se unieron al combate que tenía con el zoántropo y acabaron con él por mera superioridad numérica. Con éste ultimo movimiento, los Guerreros de Hierro perdieron la meseta.
Después de varias horas sin recibir reportes, Orgarth imaginó que su exterminadores habían fallado. En su ira, decidió que intentaría tomar por la fuerza la meseta y evitaría que los tiránidos se fortificasen lo suficiente como para que luego fuesen un problema mayor. Esta vez iría él mismo en persona a comprovarlo.
Además, las armaduras de exterminador son un bien escaso, y recuperarlas también sería prioritario.
Con esto se acaba el informe de batalla. Espero que os haya gustado tanto como a nosotros jugarlo :D
Os dejo las listas que usamos:
Guerreros de hierro
6 exterminadores del caos, 1 con puño de combate, 2 con combi-fusiones.
Tiránidos
28 miniaturas en total. 1 zoantropo, unos 15 gantes y unos 12 hormagantes.
ola se que lo digo MUY tarde epero es que antes no podia,me lo pase teta jugando
ResponderEliminar